El anciano en el mundo

Una reflexión contemporánea

La expectativa de vida aumentó considerablemente. Las personas viven más y, por consiguiente, también pueden contribuir más para la sociedad, siempre que algunos principios y derechos les sean asegurados, entre los mismos, independencia, participación, asistencia, autorrealización y dignidad.
(http://www.un.org/esa/socdev/iyop/esiyoppo.htm.)

En nuestros días, personas de edades distantes, abuelos y nietos, se relacionan cada vez menos, visto que las funciones familiares fueron asumidas por varias otras instituciones especializadas en estas fajas etarias extremas. Mientras que los ancianos son puestos al margen de la convivencia social y familiar, los jóvenes dejan de prepararse para la realidad social y para un futuro en el cual la proporción entre jóvenes y ancianos camina para una inversión.

Los programas intergeneracionales, como la Oldnet, permiten la aproximación de polos etarios, haciendo que compartan saberes e intercambien experiencias. Tal interacción se torna importante recurso para el desarrollo social de países con aumento creciente de la población de ancianos, por incentivar el apoyo comunitario a las personas de más edad, garantizar acceso a las nuevas tecnologías y posibilitar la integración del anciano a la sociedad, desarrollar potenciales y promover el tratamiento digno y justo que merecen. 

Más de que ofrecer una mano para ayudar a ancianos a cruzar calles y avenidas, el acceso digital permite atravesar fronteras y océanos, disminuyendo su ailsación, propiciando descubrimientos y espacios de interacción.