Era una vez... Oldnet
El joven Gilberto Dimenstein todavía cursaba la escuela secundaria cuando observaba, día tras día, el Hogar Golda Meir, una institución dedicada a los ancianos que quedaba enfrente de su escuela, en el barrio de Villa Mariana. Aquellas imágenes provocaron sentimientos e ideas en torno de las historias de vida de los ancianos. Gilberto imaginaba de qué manera la comunidad podría interactuar con aquellas personas ancianas, en beneficio de todos. Una observación sensata y una idea latente que, en el futuro, renderían frutos.
Muchos años pasaron. En 1997, residiendo en Nueva York y ya ejerciendo la profesión de periodista, reflexionaba sobre la inserción de los Derechos Humanos en el currículo escolar, Fue entonces que idealizó el Proyecto Aprendiz, creando un sitio de Internet que complementaba y actualizaba en tiempo real el contenido del libro Aprendiz del Futuro, lanzado en esa época por la Editora Ática en Brasil.
El contenido del sitio Aprendiz era actualizado por jóvenes de escuelas públicas y particulares, y coordinado por periodistas. Fue una de las primeras experiencias en educomunicación en Brasil. A partir de la redacción del sitio, otros proyectos surgieron, involucrando comunicación, arte, educación y participación juvenil.
En 1998, el Proyecto Aprendiz dio origen a la ONG, Ciudad Escuela Aprendiz, visando un diálogo más abierto con la comunidad, de forma a ampliar aun más sus actividades. El arte y la Informática pasaron a ser utilizados como herramientas para perfeccionar la expresión y la comunicación del joven, con la finalidad de desarrollar experimentos educacionales.
Desde entonces, un innovador trabajo educativo fue realizado con niños y jóvenes, movilizando a la comunidad para la mejoría de la educación.
Pero, ¿y los ancianos? ¿Cómo articular una educación para el futuro, involucrando a la comunidad sin incluir a los ancianos? En una cultura que valoriza la velocidad de la información, la innovación tecnológica y la jovialidad, ¿cómo transformar el miedo de envejecer en nuevos descubrimientos y oportunidades de envejecer con calidad?
Retomando aquel antiguo sueño de los tiempos de colegio, Gilberto Dimenstein decidió crear un proyecto vinculando jóvenes y ancianos mediados por el computador, el gran tabú en la vida de las personas de más edad. Formular esta aproximación entre ancianos y jóvenes usando como medio la misma máquina que, al principio, parecía distanciarlos todavía más, era un gran desafío. Mayor todavía si sumamos a eso el sentimiento de recelo y hasta aun de rabia que la dificultad en descifrar los enigmas de la Informática provoca en los ancianos.
Era el inicio del Programa Piloto Oldnet. En 1999, un laboratorio de Informática fue instalado en el Hogar Golda Meir, aquel mismo Hogar enfrente al colegio en que Dimenstein estudiara. En asociación con el Colegio Bialik, se formó el primer grupo de jóvenes voluntarios. Los adolescentes pasaron a frecuentar semanalmente la institución de los ancianos, enseñando a los interesados las primeras nociones de Informática.
Los encuentros semanales del taller generaron impactos positivos en la vida de todos los involucrados y ganaron destaque en los medios de comunicación. El Programa fue reproducido en diversos lugares de San Pablo, ganando nuevos contornos por el fortalecimiento de su metodología.
Los resultados de esta experiencia educativa y la propuesta de reproducirlos en otros lugares de Brasil y del mundo abren espacio para la continuidad de esta historia que recomienza aquí con nuevos emprendedores, estimulados por sueños parecidos a los del joven Dimenstein.