A CLASE EN 4 ACTOS
Primer acto: preparación de la clase
Cada encuentro semanal se inicia con el momento destinado a la preparación de la clase. Esta actividad tiene 1 hora de duración.
Los jóvenes profesores, bajo orientación del educador y del monitor, elaboran, organizan sus actividades y se preparan para el encuentro con el anciano, planeando y revisando contenidos y materiales a ser utilizados.  

Las clases son personalizadas y deben respetar tanto el ritmo del aprendizaje como los intereses del anciano. Sin embargo, algunos contenidos son obligatorios, ya que son prerrequisitos básicos para el uso de herramientas más avanzadas o específicas. Esos contenidos incluyen actividades tales como conectar y desconectar el computador, uso de los softwares básicos, dominio de periféricos como teclado y ratón, entre otros.

Para que eso acontezca, el educador orienta al joven en el sentido de percibir los movimientos del aprendizaje de su alumno: dificultades, bloqueos, demandas específicas. Los jóvenes deben estar siempre disponibles para conversar, intercambiar ideas y entender las expectativas y los ansias de su alumno. El educador y el monitor auxilian a los jóvenes en este momento, cuidando para que las clases sean comprensibles y los contenidos sean expuestos con claridad, siguiendo los parámetros ya presentados en el tercer día de capacitación.

Segundo acto: la clase propiamente dicha
En este momento, los ancianos reciben una clase individual (un joven para cada anciano) y aprenden a utilizar los aplicativos del computador (Word, Internet, entre otros). Esta actividad tiene 1 hora de duración.

Durante la clase, el joven tiene autonomía para conducir el proceso de enseñanza-aprendizaje, sin embargo, el educador puede auxiliarle en los casos en que haya extremada dificultad del joven para expresarse, extremada dificultad del anciano para comprender, problemas de relación entre el dúo o cualquier otra situación en la cual el educador perciba que su intervención sea realmente necesaria.

Tercer acto: charla informal, descontracción y socialización
Cuando termina la clase, ancianos, jóvenes, educadores y monitores aprovechan para conversar y relajarse. Por lo menos, 15 minutos son reservados para esta socialización.

Este momento ofrece oportunidad para una conversa descontraída y una merienda colectiva.      

Consejos útiles:
En el formato adoptado por la Ciudad Escuela Aprendiz, la merienda es ofrecida a los participantes del laboratorio y está prevista en el presupuesto. En la imposibilidad de ofrecerse la merienda, otras formas de socialización deben ser consideradas.

Cuarto acto: reflexión, evaluación y registro
Después de la socialización se cierra el contacto con los ancianos; los jóvenes profesores, el educador y el monitor se reúnen para intercambiar impresiones sobre la clase dada. Este momento de reflexión de la práctica pedagógica del grupo es mediado por el educador y cuenta con el relato de cada joven sobre su experiencia, compartiendo nuevas técnicas de enseñanza y aprendizaje.

Los jóvenes pueden presentar sus problemas y desafíos como profesores, exponer ideas y ejemplos propios, discutiendo formas de perfeccionar la expresión oral y la comunicación.

Además de la evaluación de la metodología y de las estrategias, se pueden revisar los próximos contenidos a ser tratados y planear el formato de las clases, de acuerdo con la percepción del proceso de aprendizaje de los ancianos.

Enseguida, cada joven redacta un pequeño informe registrando su evaluación de la clase.
                             
Haga un clic aquí para consultar el modelo de informe registro de clase.